¿Cómo abordar conversaciones difíciles?

En la vida diaria todos hemos tenido fuertes diferencias o situaciones conflictivas con nuestra pareja, amigos, familiares, compañeros de trabajo. Estas diferencias en ocasiones conllevan a poner distancia, barreras con esas personas y nos causan malestar, estrés, angustia. 

Aquí te damos unos tips para que puedas abordar esas conversaciones difíciles sin que la relación con esa otra persona se resquebraje y por el contrario se fortalezca. La conversación debe fortalecer la relación y no incrementar el conflicto o aumentar la tensión. 

Antes que nada debes tener en cuenta que no debes forzar la conversación. Ten en cuenta la disposición del otro para conversar acerca del asunto. Converse con calma, sin prisas., con condiciones para conversar, es decir, no lo haga en medio del estrés de las actividades diarias o cuando uno de los dos esté realizando tareas que le desconcentren o requieran su atención.

La regla básica es conversar sin impulsividad, dando espacio para escuchar al otro, sin capturar el uso de la palabra. Cuidando también la comunicación no verbal, gestos, muecas, suspiros, miradas desafiantes, despectivas o distraídas. 

Establezca con su pareja, sus amigos, familiares, compañeros de trabajo o con quien tendrá esa conversación que frente al problema son un equipo, no rivales. Es decir, buscan establecer una conversación para afrontar una situación frente a la cual los dos desean una solución, y por eso son socios, equipo, llaves clave para lograrlo. 

Lo primero que debes hacer es definir muy bien cuál es el propósito de la conversación, que es lo que se desea lograr conversando. Ten en cuenta que debe ser un objetivo lógico, alcanzable, que involucra el planteamiento de una situación problemática y su solución. No intentes solucionar todo en una conversación.

Evita mezclar temas, si van a hablar de una situación de hábitos de higiene que molestan no traigas a la conversación referencias de problemas familiares o del trabajo. 

En este mismo sentido, debes enfocarte en el presente, en encontrar soluciones a la situación actual, por lo tanto no uses elementos del pasado. Lo que ocurrió hace un año ya no tiene solución, lo importante ahora es resolver el problema en su condición presente. 

Cuando estés exponiendo tu perspectiva del problema no juzgues ni uses adjetivos descalificantes para referirse al otro, esto es, no pongas etiquetas como: “usted es muy egoísta, usted es muy flojo, etc. Cuando usas estas frases cortas la comunicación invitas al otro a defenderse y a asumir una postura de confrontación. 

Por eso debes hablar siempre desde la perspectiva de lo que sientes. Expresa tus emociones desde el “yo me siento” y no desde el “usted tiene la culpa de que yo me sienta así”. 

Con cada problema planteado exprese soluciones posibles. Recuerda que para eso es que están conversando, para resolver una situación problemática, difícil, entonces expones no sólo el problema sino también algunas ideas de cómo puede solucionarse. Es en este momento donde es muy importante reconocer tu responsabilidad, aceptar que puedes contribuir a la solución. 

Las situaciones problemáticas aparecen en cualquier momento, en cualquier contexto e incluso con las personas más cercanas y no desaparecerán mágicamente. Por eso debes atreverte a sostener esas conversaciones difíciles con prontitud pero sin afán.

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